1983 – 2023
Universidad Pública / 40 años de democracia
“… y La Plata será también, de hecho, una ciudad universitaria, como ya lo es, acaso, en la convicción popular. Y como este calificativo ha de justificarse por la existencia en su seno de una gran universidad… Reflejará la universidad nueva el estado presente de la cultura científica de la humanidad, y en ninguna de sus enseñanzas será una extraña para las aspiraciones del espíritu de nuestros pueblos, de nuestro continente y de nuestra familia de nacionalidades americanas: será una universidad actual, para todas las direcciones del pensamiento moderno.”
Joaquín V. González
A 40 años de la recuperación democrática y a 105 años de la Reforma Universitaria, nos reunimos en el Consejo Superior de la Universidad Nacional de La Plata representantes de todos los claustros de nuestra comunidad y de ATULP, ADULP y la FULP, los gremios que nuclean a trabajadoras, trabajadores y estudiantes, para ratificar el compromiso con nuestra universidad que representa la posibilidad cierta de progreso para nuestra sociedad y para miles de jóvenes que pueblan nuestras aulas.
Cada año, más de diez mil graduadas y graduados en distintos niveles de enseñanza y de las más diversas disciplinas suman su capacidad profesional para construir una patria más próspera, solidaria y soberana. Avanzan en sus estudios en un ambiente de intensa producción científica y académica, con más de 150 unidades de investigación y desarrollo que posicionan a nuestra universidad entre las mejores del mundo de acuerdo a todos los rankings internacionales.
El compromiso de nuestra comunidad abraza a quienes tienen más dificultades económicas, garantizando la inclusión y la igualdad de oportunidades con la provisión de un sistema de apoyo que incluye el más importante comedor universitario de Argentina y un albergue que provee alojamiento gratuito a jóvenes de todo el país que de otra manera quizás no podrían soñar con cursar y terminar sus estudios superiores.
Ese compromiso también se expresa en incontables actividades de extensión universitaria que conjugan la enseñanza con la solidaridad activa y permanente en sedes barriales distribuídas en el territorio; en el desarrollo de propuestas de formación más breves en la Escuela de Oficios y en otras iniciativas como las diplomaturas universitarias que mejoran las oportunidades de trabajo digno para quienes no tienen la posibilidad de invertir los años que requiere una formación de grado; en la constitución del Consejo Social, que articula con organizaciones sociales y promueve una agenda común de enseñanza, investigación y extensión; en sus propuestas de salud hacia la comunidad que se expresa, por ejemplo, el el hospital odontológico que atiende gratuitamente a 2000 personas por día, entre muchísimas otras iniciativas con una clara orientación hacia los sectores más vulnerables.
La permanente transferencia científica y tecnológica tanto hacia el sector público como al privado produce desarrollos innovadores que se traducen en nuevas empresas con un componente de conocimiento que las distingue, y en iniciativas que permiten superar la dependencia de otros mercados. Las fábricas de la universidad son modelos de integración entre conocimiento y actividad productiva, y al mismo tiempo constituyen experiencias abiertas cuya tecnología, equipamientos y procesos están disponibles para ser replicados y aprovechados por gobiernos y por privados. Nuestra universidad produce desde alimentos hasta satélites, desde casas hasta medicamentos y vacunas. Desarrolla también, en conjunto con Y-Tec y el CONICET, la primera fábrica de baterías de litio de América Latina, con el objetivo de promover la transformación de una economía meramente extractiva a otra con altísimo valor agregado.

Este modelo de universidad, además, ha concitado el acuerdo de prácticamente todos los sectores de nuestra comunidad. Agrupaciones estudiantiles, de docentes y de graduados, de sus diecisiete facultades y de sus cinco colegios, con identidades e historias diversas y con distintos posicionamientos frente a las cambiantes coyunturas nacionales, hemos, sin embargo, coincidido en un conjunto de principios fundamentales que definen a la Universidad Nacional de La Plata: pública, gratuita, reformista, de excelencia, que articula enseñanza con ciencia, tecnología, arte, extensión, producción y salud, que hace propias todas las luchas por mayor inclusión y por alcanzar niveles crecientes de igualdad en una sociedad con enormes desigualdades en su seno, y que se cogobierna a través de representantes de sus claustros elegidos democráticamente.
Este modelo de universidad, que constituye una referencia en la Argentina y en el mundo, es posible gracias al pacto democrático que asumió la sociedad toda hace 40 años y que es necesario ratificar de manera permanente. Sólo en una sociedad abierta y democrática pueden prosperar universidades como la nuestra que son una verdadera fábrica de futuro, individual y colectivo, garantizando el derecho a la educación superior. Un año electoral como el que estamos transitando es siempre una oportunidad de consolidar aquel pacto, así como también es el momento de reclamar a la dirigencia política comportamientos y mensajes que estén a la altura: respeto hacia quien piensa distinto, diálogo democrático con todos los sectores y búsqueda de soluciones pacíficas a los innumerables problemas y conflictos que atraviesan a nuestra sociedad.
La ratificación del pacto democrático requiere además la necesidad de preservar la memoria, buscar la verdad y exigir justicia para las víctimas del terrorismo de Estado cuyos perpetradores desataron una crueldad extraordinaria hacia nuestra comunidad.
Como en aquellos momentos fundacionales a principios del siglo pasado, seguimos sosteniendo que la educación pública es una herramienta imprescindible para la consolidación de una sociedad democrática y para el progreso de nuestro pueblo. Al mismo tiempo afirmamos que resulta necesario sostener y aumentar la inversión en ciencia y tecnología, consolidando las agencias públicas nacionales y provinciales de investigación y desarrollo científico y tecnológico, de reconocimiento y prestigio mundial unánime. Sin ellas no hay desarrollo autónomo y soberano que permita soñar con un futuro de prosperidad para la Argentina.
Iniciamos esta declaración con un párrafo que contiene un fragmento de la promesa fundacional de Joaquín V. González. A 100 años de su fallecimiento, quienes integramos la Universidad Nacional de La Plata hacemos nuestro mejor esfuerzo por honrar esa promesa con nuestro trabajo y estudio, y para que cada nueva generación tenga las herramientas para construir una sociedad más próspera, más justa, más solidaria.