Alejandro Montero: “La UNSAM me dio amigxs, colegas, gente linda que sabe mirar al otro de igual a igual sin importar las diferencias”

Nuestrxs graduadxs son hermosxs y algo de esa hermosura siempre queda. Alejandro, flamante egresado de Arquitectura, oriundo de Salta y primer universitario de su familia, hoy nos dedica unas palabras sobre su paso por la Universidad y sobre su visión del hábitat en relación con el ambiente, la sustentabilidad y la naturaleza. “Apuesto a un desarrollo consciente de mi profesión: creo que es posible pensar distinto y lograr un objetivo en medio de los paradigmas actuales, que no solo tienen que ver con la arquitectura, sino con la vida misma”.

Por Alejandro Montero, egresado de la carrera de Arquitectura (EHyS)

En las imágenes de esta nota se encuentran la familia que la vida me dio, mi gente hermosa de Salta como mi madre, mi hermana, mi tía, sobrinas. También están ahí mis amigxs bonaerenses, esos amigos que se transformaron en mi familia y contención en esta ciudad que yo no conocía.

Desde el colegio sabía que quería ser arquitecto y, como muchxs provincianos, por las pocas posibilidades que a veces tenemos, me fui de mi lugar de origen a los 18 años a perseguir un sueño y a buscar un futuro. El apoyo de mi familia fue indispensable, y lo hicieron tan bien que, aun en la lejanía, me podía sentir acompañado por ellxs. Me gusta saber que este logro es también de ellxs, devolverles esperanzas y poder generarles la alegría y el sentimiento de tener un primer universitario en la familia.

Enfrentar este desafío fue un camino de ida al crecimiento personal y a mi desarrollo profesional. La Universidad fue un lugar de contención por el conocimiento que se comparte, pero, sobre todo, por el sentido de comunidad que pude encontrar acá. Siento que finalizo esta etapa de mi vida con mucho para agradecer a la facu: me dio amigxs, colegas, gente linda que sabe mirar al otro de igual a igual sin importar las diferencias.


 
En mi proyecto final “Hábitat y hábito” busco indagar en la relación que hay entre el hábitat en el que vivimos y cómo ese hábitat genera hábitos y comportamientos en las personas. Todo esto se aplica de manera directa en el análisis situacional actual de Villa Lynch, que es donde se desarrolla el proyecto. Algunos de los temas que me interesan trabajar tiene que ver con la exploración y búsquedas de las distintas posibilidades que tienen los materiales livianos en la arquitectura como alternativa al uso predominante del hormigón armado, con miras a un desarrollo consciente de la profesión alineado con el ambiente, la sustentabilidad y nuestra relación con la naturaleza.

Creo que pensar ciudades sustentables también significa pensar en quiénes viven y quiénes usan el espacio urbano. En este sentido, desde el proyecto también se plantea la regeneración del espacio público contemplando la multiplicidad de personas que lo habitan apuntando a un desarrollo con perspectiva de género que incorpore todas las variables posibles.

A partir de ahora, el desafío es un poco más grande, aunque me siento muy motivado por las devoluciones y apreciaciones recibidas por el jurado. Esto me incentiva a mantener un pensamiento firme sobre las convicciones que tengo como nuevo arquitecto. Hoy me desarrollo como ayudante adscripto en la Cátedra de Diseño de la carrera de Arquitectura de esta misma universidad. Es por eso que cierro una etapa, pero ninguna puerta: la UNSAM seguirá siendo mi casa y espero poder transmitir a lxs que vienen detrás mío este entusiasmo de que es posible pensar distinto y lograr un objetivo en medio de los paradigmas actuales, que no solo tienen que ver con la arquitectura, sino con la vida misma.

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